lunes, 9 de febrero de 2009

El amor y la Plei3

Título un poco raro, lo sé. Pero todo viene de una conclusión que a la que llegué hace un tiempo, cuando la Playstation 3 estaba por salir y la gente la esperaba con ansias, especialmente cuando se retrasó su salida.

Pero demos un bonito e innecesario rodeo. Hablemos del amor. Nos ha jodio mayo con las flores, y las mariposas nos dan por saco en el estomago, y todo eso, no, no voy a ponerme a escribir poesía sobre el amor. Además, que nunca se me ha dado bien lo de pillar el ritmo de ésta. Bueno, el amor es algo mucho más amplio de lo que parece, aunque se suele clasificar todo bajo el mismo sello, ¡craso error! Porque hay un tipo de amor que por mucho que lo parezca no es amor, y ahí es donde entrará lo de la consola de sony que mencioné antes. Porque claro, es fácil confundirse, porque te hace sentir igual, que si las mariposas, que si los sueños, que si todo en esa la persona es ideal y mayo, que nos ha jodido, con las flores (repito mucho lo de mayo, ¿verdad? Es que lo oí una vez de los Mojinos y me hizo gracia).

Bueno, a lo que iba. La Playstation 3 y el ansia que despertó. A mí no, las narices me iba a gastar los 600 euros que costaba (ni tampoco los 400 que cuesta ahora, pero ese es otro tema), pero a mucha gente sí. Observé a gente que parecía obsesionada con la idea de poseer dicha consola, para mí que soñaban y todo, contando los días, los minutos, el tiempo que estaban sin la consola, anhelándola, deseando estar con ella, sabiendo que una vez la tuvieran estarían completos y realizados. Estas personas no dejaban de comentar lo genial que iba a ser cuando tuvieran la consola y lo mucho que deseaban tener la consola. Y salió la consola, raudos se lanzaron a por ella, observé que muchos ni esperaron al día oficial y fueron por ella nada más se encontraron libres. ¡Por fin la tenían! Qué subidón el tenerla entre tus brazos, llevarla a casa, y a jugar. Una gran experiencia, por supuesto. Pero… ¿dura mucho eso? El caso es que al poco tiempo, a veces muchos menos de lo que diríamos al principio, la cosa se normaliza. Ya no es la Play3 de tus amores, sino… una consola más. Los juegos, vale, están bien, pero la cosa prometía mucho más. La expectación nos juega una mala pasada, habíamos pensando que iba a ser divina, una diosa, que resplandecería por siempre jamás como algo genial e idílico… pero no, pasada la euforia ocurre lo que tenía que ocurrir, y es que, aunque no se era consciente de ello, no ansiábamos la Play3, sino la idea de algo perfecto que nos haría sentir bien, y llegan las decepciones, por supuesto, después de la euforia y el ansia siempre llegan las decepciones. ¿Tiene la culpa la Play3? No, claro que no. La consola mola, pero el deseo de tenerla jugó una mala pasada.

1 comentario:

Cabeza de Hierro dijo...

Dentro de la mecánica de la propia entrada, se podría decir que al ser una persona infinitamente más compleja que la play, el tiempo de idealización podría durar años en ciertos casos xD
Pero bueno, comentando: no te falta razón, es algo que pasa en muchísimos casos. Por eso siempre he dicho que las pasiones son malas consejeras, porque como casi todos los fuegos del hombre, arden bellos pero rápidamente. O eso pienso yo, que últimamente he conocido muchos casos de vidas perpetuamente apasionadas, y ya me hacen dudar xD
Lo más triste de todo son las personas adictas a esto, al subidón emocional inicial de las relaciones. Otro triste caso de pornografía -_-

PD: Enhorabuena por la entrada, y gracias en nombre de todos los adictos a las reflexiones por reabrir el blog.