domingo, 2 de diciembre de 2007

Comentarios varios (2)

Más comentarios, esta vez la última lectura. Vaya, empiezo a caer en la monotonía...

Se trata de un manga de Fumiyo Kouno, la cual no tengo ni idea de quien es, salvo la autora de La ciudad al atardecer/El país de los cerezos (número único), que es el manga que voy a comentar. Es uno de esos comics que uno se fija sin ningún motivo, un palpito que digo yo (y mucha gente, claro), y a veces se acierta, y otras... ¡ZAS, en toda la boca! Pero en este caso acerté.
Trata sobre Hiroshima, pero no los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, sino los años posteriores. Una historia es 10 años después de la bomba y otra se va centrando en años más actuales. Historias sencillas, humanas que se dice, sobre las consecuencias de la bomba, tanto por los que cayeron el fatídico día como los que perecieron por consecuencia de la radiación.
Nunca me gustó comentar demasiado del argumento para no destripar a los demás (no literalmente, claro, me refiero a la historia (juas)), así que a quien le interese el tema pues a agenciárselo y sino, pues a otra cosa. A mí me ha sorprendido y me ha gustado lo suficiente como para recomendarlo a los demás.
Vale, la próxima vez sí escribo alguna chorrada digna del blog...

jueves, 29 de noviembre de 2007

Comentarios varios

Tras un largo descanso, toca escribir algo. Hoy va de comentarios.

Empiezo comentando las dos últimas películas que he ido a ver al cine. La primera es Stardust. Basada en la novela ilustrada homónima de Neil Gaiman que aun no he leído y por lo tanto no puedo opinar. La película es una de esas que pasa de puntillas por la cartelera y poca gente acaba viéndola, al menos, menos gente de lo que la película merecería. Quizá una mala campaña de promoción, o anuncios que no hacían justicia a la realidad de la película (ya se sabe la manía de vender películas de suspense como si fueran de terror, dramas como si fueran desternillantes comedias, e historias de fantasía como si fueran de miedo), o quizá porque el genero no atrae en estos momentos. A saber. A mí me entusiasmó. Una película creativa, con imaginación, con una historia de aventuras, sencilla, divertida, entrañable, emotiva, de las que son previsibles pero te encanta cuanto se van cumpliendo los clásicos tópicos, es más, esperas esos tópicos. Con un mundo mágico de cuento con sus propias normas y leyes, que me recordó en ocasiones a algunos lugares que salen en Los libros de la magia, también de Neil Gaiman. Por no olvidar el personaje que interpreta Robert de Niro, hay que verlo.

Otra película que vi el fin de semana de su estreno fue Beowulf. Animación por ordenador captando las caras de los actores... o algo de eso. Visualmente muy buena, de lo mejor en animación por ordenador que he visto, y por eso vale la pena verla en el cine. Pero al margen de eso... floja, muy floja. No voy a decir que decepcionó, porque ya sabía que me iba a encontrar algo así. Eso sí, la vi en su versión 3D (que mareo, oye) y me hizo pensar de nuevo en... bueno... ¿cómo sería una película porno en un cine 3D? Espectacular y sobrecogedor, uno no saldría del cine siendo el mismo. Si en Beowulf el salpiqueo de sangre podía dar grima, en una película porno...

Para terminar, comentar el videojuego que tengo entre manos últimamente: Rogue Galaxy. Un RPG muy completo y a la vez sencillo de jugar, ideal tb para los que no tienen mucha idea de este tipo de juegos. Gráficos de dibujos animados e historia que parece que estés jugando a una serie. Los combates lejos de ser por turno, a veces tediosos, son a tiempo real (dicho de otra forma: dale leña al mono que es de goma) y aparecen en el mismo mapeado por donde nos movemos, sin cortes.
En fin, junto con el God of War 2, él último gran juego (no multiplataforma) que sale para PS2.

Ala. Ya escribí, ya puedo relajarme unos días...

martes, 6 de noviembre de 2007

El tiempo.

Estos días voy algo liado, así que tengo que volver a recurrir a una reposición (El de Los vivos murientes también lo era). Y nada más apropiado cuando uno tiene poco tiempo para dedicar al blog que bueno, hablar del tiempo.

El tiempo es aquello que pasa sin preguntarte si quieres hacer una pausa, va a su bola y es todopoderoso por ello. El tiempo barre montañas, acaba con imperios y civilizaciones… y se lo toma con calma, el tiempo no tiene prisas.
Se dice que el tiempo es oro… eso es riqueza. Digo yo, ¿habrá alguien por ahí que cambie tiempo por millones de euros? ¿A cuanto se cotizará el año?
Pero en realidad el tiempo que vale no es el que tenemos, sino el que no tenemos. Cuanto más ocupados mejor, cuanto menos tiempo para uno mismo, más importante seremos. Que uno diría que lo que da satisfacción es poder decir “tengo todas las tardes para no hacer nada”. Y cierto que es satisfactoria, pero nada que ver con el “no tengo tiempo para… (y sigue cualquier cosa)”.

Pero lo cierto es que el tiempo no existe, y lo voy a demostrar. Sí, sí, ahora mismito, sigue leyendo.

Analicemos los tres tiempos: Pasado, Presente y Futuro. El primero, el pasado, como su nombre indica, es algo pasado. Quizás fue alguna vez… pero ya no. Nadie puede mostrar un “pasado”, no existe. Si acaso tan solo como concepto, pero como concepto también existe el billete de 500 euros, ¡y yo aun no he visto ninguno! Por lo tanto, el pasado no existe.

En segundo lugar un caso similar pero al revés: El futuro. Éste si que no existe, ni siquiera cabe la remota posibilidad, como pasa con el pasado, de que existiera alguna vez. Es otro concepto, uno con el que nos gusta mucho especular. Así que otro que no existe.

Finalmente el presente. ¿Qué es un presente? O mejor… ¿Cuánto dura el presente? Es un instante continuo… ¿pero cuanto dura ese instante? Al momento se convierte en pasado que, recordemos, hemos quedado que no existe; así que nos queda nada. El presente no tiene duración, por lo tanto tampoco existe.

Así pues, si no hay presente ni pasado ni futuro… significa que no hay tiempo. ¡El tiempo no existe!


Y termino dejando algo para pensar (quien quiera, el resto puede seguir haciendo cosas de utilidad (y vean como, sutilmente, he insultado a todos aquellos que no piensen en lo que irá a continuación, pues he dicho que para estos pensar es algo inútil)): El futuro puede ser cualquier cosa, hasta que el presente demuestre lo contrario.

domingo, 28 de octubre de 2007

Recomendación gratuita

Hablando el otro día de los vivos murientes mencioné a los clásicos muertos vivientes, los zombies, algo que me sirve para enlazar con algo muy recomendable que encontré el otro día.
Casi de rebote, pasando por uno de los blogs que suelo consultar, di con una historia sobre muertos vivientes la mar de interesante: Apocalipsis Zombie. Empecé a leer por curiosidad una entrada, luego otra... y cuando me di cuenta me lo estaba leyendo, ya no con curiosidad sino completamente enganchado. El que esté situado en España, desde una perspectiva más cercana a la nuestra, en nuestros días, suma un plus al interés por la historia, y el formato, a modo de diario en un blog, invita siempre a leer los nuevos sucesos de siguientes días.
No me gusta leer un libro o comic en el ordenador, pero con AZ he hecho la excepción, incluso sabiendo que en breve va a ser editado en formato libro (y que compraré seguramente). Todo amante de las historias de muertos vivientes debería echarle un ojo.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Los vivos murientes

Están por todas partes, y más cerca de lo que pensamos. Se puede escuchar como gruñen y caminan a paso lento y aparentemente perdido, pero saben lo que quieren, si te atrapan estás perdido, son altamente infecciosos y al poco rato serás uno de ellos…

Así son los vivos murientes. Y no, no es lo mismo que un muerto viviente, esos medio podridos que tienen una extraña fijación por comerte los sesos y que, eso sí, se lo toman con mucha calma. Será que no tienen demasiada prisa al no tener muchas preocupaciones, bueno, salvo la de comer sesos frescos. ¿De donde vendrá esa manía? Que se coman entre ellos, digo yo. Pero la cuestión que más me estremece, me hace pensar y tener pesadillas es… ¿cagan los muertos vivientes? Porque algo harán con los vivos que se comen…

Pero olvidémonos de los muertos vivientes esos, que el tema de hoy eran los Vivos Murientes.
¿Que qué carajo es un vivo muriente? Cualquiera puede serlo, están por todas partes, pero por lo general se les ve más por la mañana a primera hora. Gruñen, no hablan, como mucho producen unos sonidos inteligibles que solo ellos mismos entienden, y si no les captas a la primera, entonces gruñen. Hacen las cosas sin pensar, su cerebro aun no se activado, así que siguen sus impulsos más simples que están gravados a base de repetición: levantarse (el primer paso de todo vivo muriente, y el más difícil), lavabo, vestirse (proceso dificultoso para el cerebro aletargado, hay historias de vivos murientes con camisetas al revés, o bien sacar el brazo por la parte del cuello, y es solo la punta del iceberg), y coger las cosas necesarias para subsistir (cartera, móvil…). Hay quien añade al proceso, con la falsa esperanza, algún tipo de estimulante como el café; pero no nos engañemos, un vivo muriente no revive tan fácilmente: podrías prenderle juego en las bambas que seguiría moviéndose indiferente al mundo, como mucho soltaría un gruñido y seguiría avanzando hacia su destino.
Porque un vivo muriente sabe a donde va. No es consciente del viaje, ni se lo plantea, sólo lo hace. No piensa, no se plantea cosas, tan solo avanza y sigue el camino como todos los demás. Como los muertos vivientes, los vivos murientes se reconocen entre ellos y no se atacan, se esquivan siguiendo su instinto. Todos forman parte del constante fluir de entes de mente aletargada.

Pero no hay que pensar que un vivo muriente es un ser medio anulado que solo avanza. Hay que tener cuidado, porque algunos tienen mucho parecido con los muertos vivientes. No, no me refiero a la obsesión de comer sesos (aunque hay gente pa’ to’), pero sí a la hostilidad. Un vivo muriente suele pasar de todo, pero si le tocas las narices puede ser peligroso y reaccionar malamente. Por lo general, nos avisa a base de gruñidos.

Durante la mañana llega un momento en que el vivo muriente resucita, suele ser indeterminado y uno solo se da cuenta cuando ya ha dejado de serlo. Lógicamente, un vivo muriente no se enteraría de su estado, ni siquiera se lo plantearía. Cuando despierta vuelve a ser un vivo, a secas (aunque se le pueden añadir otros adjetivos, como “cretino”, “idiota”, o “tia buena”, en el caso de algunas). En ese momento ha olvidado que se levantó y caminó como un vivo muriente, y es que casi nadie suele ser consciente de que lo es. Lo recuerdan como un “sólo estaba un poco adormilado”. Pero yo sé la verdad, y ahora tú también. Los vivos murientes están por todas partes y sus bostezos y gruñidos se contagian fácilmente.

martes, 9 de octubre de 2007

Voy a crear mi propia religión

Estaba yo jugando con la PS2 el otro día, y entre blasfemia y blasfemia cuando me mataban se me ocurrió una cosa: ¿por qué al cagarme en dios todo el mundo cree que me cago en su dios? Vamos, ¡si será por dioses! Sin ir más lejos, los del olimpo (no muy lejos, porque el juego al que estaba jugando iba sobre espartanos, Ares y demás cosas griegas), pues no tenían dioses ni nada. En la antigua Grecia se lo montaban mejor, ¿para qué un dios pudiendo tener un montón? Y era como los equipos de fútbol, unos de Hermes, otros de Atenea, otros de Ares... y ale, a darse la del pulpo (¡cómo en el fútbol!). Y aunque la mitología cristiana tiene su miga, eso de que haya solo dos bandos lo hace algo soso, por muchos ejércitos de ángeles, arcángeles, requetángeles, demonios, etc., que tengan. Eso si, esas premisas han servido para inspirar un montón de películas, porque ¿cuantas historias de Moisés se han hecho ya? Que si Matrix, que si Star Wars, que si... bueno, cualquier historia con un elegido que con ayuda de un poder superior consigue liberar a un pueblo.

El caso es que mi dios, aquel en el que suelo cagarme, no es tú dios, ni el del vecino, ni el de nadie. Porque ya estoy cansado del egocentrismo religioso, el dios de los cristianos no es Dios, es Jehová o Yahvé (según como se traduzca), y mi Dios se llama... Yensuputamadre.

Es un dios muy fácil de adorar. Para tenerlo contento sólo hay que cagarse en él de vez en cuando, sobretodo cuando algo te saca de quicio. No sólo no es blasfemia, sino que no hacerlo es una herejía. Y no hay que ir a una iglesia o templo para adorarlo, cualquier sitio vale. Tu habitación jugando a la consola, la empresa donde trabajes, la calle cuando metes el pie en un charco, o en el bar viendo el fútbol.
Tampoco hay mandamientos que seguir, es un dios muy flexible y de hecho no hace nada, ni milagros, ni promete un paraíso, ni condenas, ni nada... la verdad es que es un dios algo inútil...

jueves, 4 de octubre de 2007

¡Quién dijo miedo!

El miedo está en nuestras vidas igual que lo están los impuestos o los granhermanos hablando de granhermanos. Ya de bien pequeños tenemos la figura de El Coco, que siempre va a venir y se te comerá... ¡ Y que manía tiene la gente con que los monstruitos comen niños! Si ya se vio en Monstruos S.A. que son majos y adorables. O Barrio Sesamo nos demostró que Coco no sólo era un buen tío, sino que hasta se aprende con él. Claro que eso tiene sentido, porque un niño eso de aprender cosas no lo lleva bien, ¡claro que había que temerle al Coco!

Bueno, a lo que iba. El otro día caminando por la calle, pensando en mis cosas, llegué a una profunda conclusión: el valor solo existe para los que tienen miedo. No existen valientes sin miedo. La valentía es enfrentarse, con un par (de lo que sea), a algo temido. Hay que reunir mucho valor para sostener a una araña peluda si se tiene aracnofobia, pero si el bicho te trae sin cuidado no es necesaria la valentía para ese mismo acto. El aracnofobico sería un valiente, el otro sería un tío que se aburre mucho y le da por jugar con arañas.
¿Y por qué todo el mundo siente repelús por las arañas? Pobres bichos, tan odiadas... pero eso sí, luego todo el mundo a ver Spiderman al cine... ¡hipócritas!

Lo dicho, si no hay miedo no hay valentía, y tampoco cobardía. Si no hay miedo la cobardía se transforma en simple y llana perrería, aunque hay muchos cobardes que nos quieren colar su cobardía por vagancia.
Hablando de cobardes me he acordado de dos cuentos o anécdotas que me dijeron cuando era pequeño. La primera era sobre alguien que pasaba de arriesgarse con algo peligroso, usando su prudente cobardía conseguía eludir finalmente un peligro y era el único del grupo que sobrevivía. En la segunda un grupo tenía que saltar un río para huir de unos perseguidores, el cobarde del grupo no se atrevió a saltar, así que lo alcanzaron los malos y se lo cargaron. Las moralejas son fáciles: ser cobarde a veces es bueno, y ser cobarde a veces es malo...
No he encontrado nada más contradictorio desde que en el colegio dieron al mismo tiempo que el hombre venía de la evolución y que el hombre venía del barro (pregunté a la profesora que cómo podía ser eso y, lógicamente, no supo que contestarme... es decir, pasó de mí).

sábado, 29 de septiembre de 2007

Los frikis heredarán la Tierra

El otro día escribiendo sobre aficiones saqué a relucir la palabra más sobada de un tiempo a esta parte y recordé a un friki que puede llegar a ser presidente de Japón (¿o ya lo es? ¿o ya perdió? No estoy muy puesto en actualidad... sí si buscabas estar a la última leyendo este blog mejor volver a google), eso a su vez me llevó a recordar una vieja teoría que pensé hace tiempo sobre quizá el friki de más relevancia en la actualidad. El presidente de los Estados Juntitos.
Seguramente se habrá dicho de él de todo: que si es el anticristo, que si le gusta jugar con soldaditos, que si es imbécil o interpreta a uno muy bien, que si es un desalmado, que si es un... lo dicho, de todo. Pero lo que yo creo es que es realmente un friki de los tebeos. Que sí, que está claro. Éste de pequeño leía un montón de comics y siempre quiso llegar a ser un héroe. El problema es que no tenía madera de héroe, así que tomó el camino sencillo: para ser un héroe protagonista es necesario y de vital importancia tener un Némesis, un archienemigo, un antítesis. Así que se hizo uno. Creó a Bin Laden (o Ben Laden, que me dijeron que la “i” no existe para ellos... o algo así, que lo sepa mejor que yo que lo comente, y así suben los comentarios del blog, juas (sería más bien Bin Ladin pues)), un malo malísimo que siempre sale por la tele en las fechas señaladas y suelta unas cuantas amenazas de esas chungas y así, metiéndonos el miedo en el cuerpo, recordarnos que el malo sigue allí, y que sigue siendo necesario la presencia del héroe de los Estados Juntitos.
Así que usando la teoría de los comics... dudo mucho que pillen y rematen a Bin Laden, porque si el archienemigo es vencido definitivamente, la colección llega a su fin. Lo más probable es que lo hayan encontrado muchas veces pero han hecho como que no lo veían. O quizá, como le ocurrió al actor secundario Bob, no podrá acabar con Bin Laden porque se ha acostumbrado a él: “mira, es que si te pillamos luego echaré de menos tus videos, y jo... nadie más me envía videos...”.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

La confianza

(Y a continuación, en esta nueva aportación, una reposición con su correspondiente revisión. Ummm... que de pareados en tan poco tiempo... claro que rimar así lo sabe hacer hasta una paloma sorda.)

La confianza es muchas cosas. Según la enciclopedia son un total de 5, aunque yo lo resumiré en 3, porque es menos trabajo y uno sigue las sagradas leyes del mínimo esfuerzo.

La primera definición sería esa esperanza firme que tenemos en una persona. Por ejemplo la amistad, la vida en pareja, la fraternidad, la familia… la confianza ciega en general. Pero, ¿como llegamos a confiar tanto en las personas? ¿Con el tiempo? ¿Por qué demuestran que podemos hacerlo? Na, es que la otra opción es más estresante. Desconfiar da trabajo, tenemos que ir constantemente mirando de reojo a ambos lados, murmurando cosas por lo bajo como si fuéramos Gollum, preparar todo tipo de estratagemas, contraataques, seguros de vida, invasiones en medio oriente… ¡Mucho trajín! Así que confiamos, porque es más fácil, práctico y sencillo. Vamos, que la razón de que la gente confíe en la gente es que somos demasiado vagos para ir desconfiando.
Por lo que esa gente que suele confiarse mucho de los demás… no son bonachones o gente que siempre piensan bien de los demás, ni siquiera son estúpidos. No, no… lo que son es simples vagos.

Otra definición sería el trato de confianza. Está lo del sobadísimo dicho de “la confianza da asco”, en muchas veces ni siquiera se sabe porque se dice… pero mira, como queda bien y viene al caso, pues la gente lo suelta.
¿Que es tener confianza con alguien? Con los amigos la verdadera confianza llega cuando puedes pasar del otro en el Messenger sin que eso repercuta en nada; o bien el poder estar sin hablar mucho o haciendo otras cosas (como leer algo), sin que nadie se sienta incomodo por ello. En pareja, pues la confianza es cuando puedes obviar todo buen comportamiento y no pasa nada si se ven las pintas de espantapájaros de recién levantados, por citar alguno de los tópicos. Y también está el chiste ese del “yo te aviso”… un ejemplo de que las confianzas pueden ser traicioneras. Según la persona, claro.
En cualquier caso, la confianza de trato es de las cosas más bonitas del mundo. Nada como poder decir todo tipo de verdades tranquilamente, sin pasar por eufemismos ni mirando de dar rodeos para encontrar la forma de abordar un tema, poder comentar defectos y virtudes (que todo es ponerse y al final alguna se encuentra)…

Y en tercer lugar la confianza en uno mismo. Es como el dinero, siempre falta en el momento más inoportuno. Confiar en uno mismo, en nuestras capacidades, no es más que un ejercicio mental: el de autoconvencernos que tenemos esas capacidades. Ei, funciona, sino que se lo digan a Luke Skywalker, le convencieron que sentía no sé que energía espiritual (claro producto de un viejo senil) y va y el tío acierta a la primera sin ordenador y nada, ¡a pelo! Eso sí, llega a fallar el tiro y tiene collejas con su nombre hasta el estreno del Episodio XII.
Pero un sabio consejo era el de Denver, el último dinosaurio: “se tu mismo” (leer con la voz propia de esta iguana a lo bestia). Claro que Denver lo tenía muy fácil para ser él mismo… ¡era el único dinosaurio!¡y encima tocaba la guitarra y montaba en monopatín! Vamos, que debía triunfar mucho entre los reptiles (más o menos como lo hacía Steve Irwin).

viernes, 14 de septiembre de 2007

Esos jodios finales de temporada.

Normalmente suelo estar mentalizado cuando veo el final de temporada de una serie de televisión, porque lo más probable es que los guionistas estén en plan cabrón y te dejen en vilo con su final abierto (o Cliffhanger, por soltar una palabra así como molona). El caso es que conté mal con Jericho, y pensaba que quedaban dos capítulos más... pero este martes pasado, que es cuando daban dicha serie americana, miré en el periódico y no salía en la programación. Lo primero que pensé fue que Telainco había hecho de las suyas y se había comido dos capítulos porque simplemente no encajaban en la nueva programación (la negación es lo primero), pero luego ya razoné... ¡Conté mal! ¡Ya se había terminado la temporada! Había visto el final de la temporada y me lo había tomado como un preludio al gran final... Con lo interesante que estaba... en fin, menos mal que vuelve Perdidos.

Ya puestos comentaré un poco Jericho, una serie que me llamó la atención desde el primer momento por la temática: nada más empezar una explosión nuclear. Por lo general, rara vez los malos se salen con la suya, alguien les detiene en el último momento... pero esta serie empieza justo cuando los malos ya se han salido con la suya, y plantea el interesante contexto de la sociedad civilizada sumida de repente en el caos, con unas leyes y normas que pierden el sentido al no haber nadie que pueda ejercer la justicia. Así pues, el pueblo Jericho debe de hacer frente al caos, a la desinformación, a las visitas foráneas que quieren quitarles lo que tengan, a los ataques de bandas en las carreteras... sin olvidar la subtrama de los culpables de la explosión nuclear.

martes, 11 de septiembre de 2007

Iniciando Nosolochorradas... la secuela.

Nosolochorradas es un blog que ya fue, pero ya no (no perdáis el tiempo buscando, eliminé todas las entradas y no sé que más). Era algo bastante informal, con frecuencia de escritura aun más informal, así que a la larga dejé de añadir nuevas entradas. El problema es que no se me ocurrían temas, o simplemente que me daba palo, por lo que esta vez miraré de evitar la muerte de esta resurrección añadiendo también mensajes más cotidianos y de opinión.

Así que, en el fondo, esto es el inicio de una nueva afición... la de escribir un blog. Y será por aficiones...

Las aficiones son aquello que hacemos para entretenernos, pasarlo bien, relajarnos y desconectar del mundo, y, a ser posible, pasar de todo el mundo. Una afición puede ser en pareja o en grupo, pero no es lo mismo. Y ya sé que habéis pensado en sexo y fiestas, pero realmente eso no son aficiones, son necesidades humanas y sociales. Una afición es pasar un rato contigo mismo y otra cosa que no te replique; como mucho, se puede compartir un videojuego a dos o más jugadores... pero a la larga puede haber alguien que replique y ale, ya se ha liado, la afición deja de ser una afición y se convierte en un motivo para discutir.

Hay muchos tipos de afición. Las hay tranquilas como leer un libro, un comic o ver una película o serie de televisión (aunque habría que matizar que con algunos títulos, más que quedarnos tranquilos y relajados, uno acaba desquiciado, pero de eso ya se hablará en otra ocasión); también están las aficiones electrónicas, que incluye videojuegos y ordenadores, que son algo más interactivas (y también, desquiciantes en más ocasiones); las aficiones creativas, como puede ser el punto de cruz, el bricolaje, dibujar, macramé, escribir un libro; y no olvidar las aficiones deportivas, que se podrían clasificar en dos grandes grupos: el de practicarlo personalmente y el de “corre tú, que yo te animo desde mi sofá”. También hay quien es aficionado a discutir, a comer, a la pornografía, a muchas filias raras, a degustar vinos... etc., hay decenas de aficiones por catalogar, aunque lo verdaderamente imposible es saber donde termina una afición y empieza una obsesión, o incluso una perversión, o una corrupción, o un delito, o merecer cien años de soledad por ello, y... bueno, ya se ha entendido.

Eso me lleva a la gran palabra de moda: “FRIKI”. ¿Quién no odia ya esa palabra comodín? Recuerdo que en antaño, tampoco mucho, “friki” era una forma para referirse a personajillos variopintos que salían (y salen, pero ahora son tantos que pasan desapercibidos) en la tele haciendo el payaso mientras el reportero y toda España se reía de él (y con él, para no ser crueles, va). Pero hoy en día, “friki” es un claro sinónimo de “afición”. Se ha usado tanto la palabra que cualquier dedicación a cualquier afición de convierte en un friki (salvo quizá, las aficiones que ya tienen su propia palabra para llamarse frikis, términos como “forofos” o “marujas”). Si por leer comics uno es friki, si por saberse características de los móviles de moda uno es friki, si por saberse de que equipo es tal y tal jugador que los demás nunca han visto ni jugar al fútbol ya se es friki, si seguir 7 u 8 series de televisión ya se es friki, si por saber el modelo exacto de un coche solo viendo sus bajos ya se es friki, si por... bueno, etcétera. Entonces TODO el mundo es friki, luego todos somos iguales... ¡pues vaya aburrimiento!

Pero volviendo a las aficiones, arriba he mencionado que es algo que se hace para relajarnos. Eso es algo muy fácil si se tienen un par o tres de aficiones, pero ¿y si tienes más? ¿Y si tienes tantas aficiones que no das abasto? Tener un rato de tiempo libre para uno mismo puede acabar siendo algo estresante. ¿Qué hacer? ¿A que jugar? O mejor, ¿me leo alguno de los libros que tengo por leer? ¿O empiezo a ver la 2ª temporada de tal serie? ¿Me voy un rato al gimnasio? Al final hay que organizarse, pararse a pensar que hacer con las dos horas de turno, barajar las opciones, montarse un horario... ¡que trajín! Mejor me voy a ver la tele un rato en el sofá, que seguramente darán una película que ya tengo en DVD pero con ese toque especial que dan los cortes publicitarios.