martes, 1 de julio de 2008

La Magia

Pues ya era hora de que retomara esto, después de una larga pausa (que no abandono) por centrarme en otros proyectos (dicho así, suena muy importante).

¡Al turrón!
La magia, uno diría que la magia no existe, que son trucos de cartas, desviar la atención, etc., o también que sólo existe la magia negra, especialmente si eres supersticioso, o incluso habrá quien afirme que ha conjurado un Piro++ o un alojomora cuando se olvidó las llaves de casa. Por mí, todo es creíble, si uno cree en dragones, estos existirán para él. Pero de la magia que voy a hablar yo, esa, existe para todos se quiera o no.

Según que historias, siempre se les da una vital importancia a la palabra, a los nombres de las cosas. Más allá de los conjuros predeterminados de Harry Potter o de cualquier Final Fantasy, hay palabras con verdadero poder. Para empezar, los nombres. Un nombre, sea el que pone en el DNI, un mote, nick o pseudónimo, tiene poder. Un nombre nos puede identificar más allá de la legalidad de éste; puede definirte, no sólo como la persona que eres, sino también el estado en que te sientes en ese momento. Sea por tradición, por el tiempo de uso o porque los demás te ven a ti cuando ven ese nombre, un nick no es tan fácil de cambiar. Reto a todo el mundo a cambiarse el nick del Messenger durante unos días (y no me refiero a la frase kilométrica); en muchos de los casos no podréis. Y si reto a que lo cambies para siempre y renunciéis a vuestros nombres, ni de coña podréis; él no os dejará. Un nombre de este tipo solo te dejará cuando llegue el momento, ni antes ni después, y tendrá su motivo y relevancia.

Otra cosa que también tiene su magia, son los números. Sólo sirven para enumerar cosas, ordenarlas, clasificarlas… pero todo el mundo tiene una fijación con un número o dos, y los ve resaltar por encima del resto irremediablemente. El hecho de buscarlos, destacarlos, apreciarlos, es suficiente par dar un poder a éstos. Aunque sólo sea porque nosotros mismos le damos ese valor (por ejemplo, si te toca un premio acabado en tu número lo fliparás y se lo dirás a todo el mundo; si el premio te toca con otra cifra, lo fliparás igualmente, pero no destacarás el número en sí). Ese número influenciará con su magia tu vida, pues la vida es como la sentimos.

Y como la vida es como la sentimos, llegamos al apartado de los vínculos entre personas, seguramente la magia más poderosa que existe. Como en el caso de los nombres, el tiempo, la dedicación y la costumbre fortalecen estos vínculos, llegándolos a blindar y hacerlos casi indestructibles. El vínculo no siempre funciona igual, algunos al tener tantos años, y haber estado ahí durante tanto tiempo, son dan duros que no hace falta nada por mantenerlos, salvo, claro está, recordar que están ahí. Cuando un vínculo se olvida, éste pierde su poder. Otras veces, necesitan un poco de dedicación o tener algo que vaya revitalizando ese vínculo. Otras veces, suceden las dos cosas: el vínculo es sólido y se le suma algo que hace que se refuerce, algo como compartir el proyecto de un libro.
Y siempre hay excepciones, a veces no es necesario tiempo para que un vínculo cobre fortaleza, algunas veces estos nacen como si siempre hubieran estado allí.

Gracias a esos vínculos, hay gente que puede hacer verdadera magia, aunque ésta sólo funciona en determinados cosas y con determinadas personas. Una persona puede conjurar un hechizo de ánimo sólo con cuatro palabras, dándose cuenta o no de ello (también pueden hacerlo de forma negativa).

Algo similar con lo que ocurre con los nombres, también sucede con algunas palabras o frases que podríamos llamar “palabras mayores”. Son aquellas que no decimos a la ligera, y que si así lo hacemos, pierden su poder hasta convertirse en palabras mundanas. Un “te quiero” siempre tendrá impregnado en sus palabras más magia si no se usan a la ligera, si son dichas en casos muy concretos. En cambio, usarlas a destajo hace que las palabras se debiliten y pierdan parte de su valor. Otra palabra es “amigo”, es una palabra que representa muchas cosas de grandes valores difíciles de enumerar, pero al final ha sido necesario incluir la palabra “mejor” para que vuelva a tener el valor que tenía. En sí, es lo mismo que pasa con los antibióticos: muchas veces se usan demasiado y mal.

Por supuesto, no voy a saltarme los conjuros de recordatorio. Esta es una magia peculiar, porque es un poco aleatoria y depende de bastantes factores, y consiste en crear vínculos de evocación entre cualquier cosa y una persona. Vamos, que veas algo, una serie, un dibujo, un suceso concreto, un objeto, y que eso te haga pensar en una determinada persona.

Finalmente, y aunque me dejo cosas en el tintero, mencionaré una magia que no la tengo demostrada pero que me gusta: el poder de la casualidad. Aunque creo que de esto ya hablé… o quizá está entre los temas que pensaba reponer y he perdido, en cuyo caso, ya trataré ese tema otro día.

Y eso es todo por hoy (y quizá por esta semana y la próxima). Os invito a localizar la magia que existe y nos rodea, como los ejemplos que he puesto.

2 comentarios:

Cabeza de Hierro dijo...

Sigh... esperaba ver por aquí alguna entrada nueva para ponerme a comentar, pero visto lo visto, y dado que este estupendo tema no había sido comentado aún, pues ya me pongo yo xD
El caso es que me gusta lo que dices. Esa clase de encantos demuestran que vivimos en un mundo mayoritariamente verbal e interior, una idea muy atractiva debido al poder que nos otorga.
Hacer un poco de taumaturgia social siempre viene bien. Al final, uno mismo y los de su alrededor salen beneficiados.

Orphen dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, sobretodo con la magia de las palabras... Últimamente se reparten los te quieros de cualquier manera, como los folletos de propaganda de Tokyo. Y los turistas que los reciben, porque nunca antes una maid les había dado propaganado, los guardan como un tesoro... xD
Cuanta magia ^^u