miércoles, 17 de octubre de 2007

Los vivos murientes

Están por todas partes, y más cerca de lo que pensamos. Se puede escuchar como gruñen y caminan a paso lento y aparentemente perdido, pero saben lo que quieren, si te atrapan estás perdido, son altamente infecciosos y al poco rato serás uno de ellos…

Así son los vivos murientes. Y no, no es lo mismo que un muerto viviente, esos medio podridos que tienen una extraña fijación por comerte los sesos y que, eso sí, se lo toman con mucha calma. Será que no tienen demasiada prisa al no tener muchas preocupaciones, bueno, salvo la de comer sesos frescos. ¿De donde vendrá esa manía? Que se coman entre ellos, digo yo. Pero la cuestión que más me estremece, me hace pensar y tener pesadillas es… ¿cagan los muertos vivientes? Porque algo harán con los vivos que se comen…

Pero olvidémonos de los muertos vivientes esos, que el tema de hoy eran los Vivos Murientes.
¿Que qué carajo es un vivo muriente? Cualquiera puede serlo, están por todas partes, pero por lo general se les ve más por la mañana a primera hora. Gruñen, no hablan, como mucho producen unos sonidos inteligibles que solo ellos mismos entienden, y si no les captas a la primera, entonces gruñen. Hacen las cosas sin pensar, su cerebro aun no se activado, así que siguen sus impulsos más simples que están gravados a base de repetición: levantarse (el primer paso de todo vivo muriente, y el más difícil), lavabo, vestirse (proceso dificultoso para el cerebro aletargado, hay historias de vivos murientes con camisetas al revés, o bien sacar el brazo por la parte del cuello, y es solo la punta del iceberg), y coger las cosas necesarias para subsistir (cartera, móvil…). Hay quien añade al proceso, con la falsa esperanza, algún tipo de estimulante como el café; pero no nos engañemos, un vivo muriente no revive tan fácilmente: podrías prenderle juego en las bambas que seguiría moviéndose indiferente al mundo, como mucho soltaría un gruñido y seguiría avanzando hacia su destino.
Porque un vivo muriente sabe a donde va. No es consciente del viaje, ni se lo plantea, sólo lo hace. No piensa, no se plantea cosas, tan solo avanza y sigue el camino como todos los demás. Como los muertos vivientes, los vivos murientes se reconocen entre ellos y no se atacan, se esquivan siguiendo su instinto. Todos forman parte del constante fluir de entes de mente aletargada.

Pero no hay que pensar que un vivo muriente es un ser medio anulado que solo avanza. Hay que tener cuidado, porque algunos tienen mucho parecido con los muertos vivientes. No, no me refiero a la obsesión de comer sesos (aunque hay gente pa’ to’), pero sí a la hostilidad. Un vivo muriente suele pasar de todo, pero si le tocas las narices puede ser peligroso y reaccionar malamente. Por lo general, nos avisa a base de gruñidos.

Durante la mañana llega un momento en que el vivo muriente resucita, suele ser indeterminado y uno solo se da cuenta cuando ya ha dejado de serlo. Lógicamente, un vivo muriente no se enteraría de su estado, ni siquiera se lo plantearía. Cuando despierta vuelve a ser un vivo, a secas (aunque se le pueden añadir otros adjetivos, como “cretino”, “idiota”, o “tia buena”, en el caso de algunas). En ese momento ha olvidado que se levantó y caminó como un vivo muriente, y es que casi nadie suele ser consciente de que lo es. Lo recuerdan como un “sólo estaba un poco adormilado”. Pero yo sé la verdad, y ahora tú también. Los vivos murientes están por todas partes y sus bostezos y gruñidos se contagian fácilmente.

1 comentario:

L@ur@ dijo...

Y a mí que ésto me suena haberlo leido antes... lleva cuidado no sea que te acusen de plagio... XD