jueves, 4 de octubre de 2007

¡Quién dijo miedo!

El miedo está en nuestras vidas igual que lo están los impuestos o los granhermanos hablando de granhermanos. Ya de bien pequeños tenemos la figura de El Coco, que siempre va a venir y se te comerá... ¡ Y que manía tiene la gente con que los monstruitos comen niños! Si ya se vio en Monstruos S.A. que son majos y adorables. O Barrio Sesamo nos demostró que Coco no sólo era un buen tío, sino que hasta se aprende con él. Claro que eso tiene sentido, porque un niño eso de aprender cosas no lo lleva bien, ¡claro que había que temerle al Coco!

Bueno, a lo que iba. El otro día caminando por la calle, pensando en mis cosas, llegué a una profunda conclusión: el valor solo existe para los que tienen miedo. No existen valientes sin miedo. La valentía es enfrentarse, con un par (de lo que sea), a algo temido. Hay que reunir mucho valor para sostener a una araña peluda si se tiene aracnofobia, pero si el bicho te trae sin cuidado no es necesaria la valentía para ese mismo acto. El aracnofobico sería un valiente, el otro sería un tío que se aburre mucho y le da por jugar con arañas.
¿Y por qué todo el mundo siente repelús por las arañas? Pobres bichos, tan odiadas... pero eso sí, luego todo el mundo a ver Spiderman al cine... ¡hipócritas!

Lo dicho, si no hay miedo no hay valentía, y tampoco cobardía. Si no hay miedo la cobardía se transforma en simple y llana perrería, aunque hay muchos cobardes que nos quieren colar su cobardía por vagancia.
Hablando de cobardes me he acordado de dos cuentos o anécdotas que me dijeron cuando era pequeño. La primera era sobre alguien que pasaba de arriesgarse con algo peligroso, usando su prudente cobardía conseguía eludir finalmente un peligro y era el único del grupo que sobrevivía. En la segunda un grupo tenía que saltar un río para huir de unos perseguidores, el cobarde del grupo no se atrevió a saltar, así que lo alcanzaron los malos y se lo cargaron. Las moralejas son fáciles: ser cobarde a veces es bueno, y ser cobarde a veces es malo...
No he encontrado nada más contradictorio desde que en el colegio dieron al mismo tiempo que el hombre venía de la evolución y que el hombre venía del barro (pregunté a la profesora que cómo podía ser eso y, lógicamente, no supo que contestarme... es decir, pasó de mí).

No hay comentarios: