martes, 1 de enero de 2008

Los propósitos

Ahora que estamos en eso de que la gente se vuelve como loca comprando –fechas en las que más de uno se pone curiosamente enfermo un día o dos (entre semana, concretamente un miércoles o jueves), que todo el mundo sonríe y es feliz (vamos, que la patada en los huevos te la dan igual, pero eso sí, con una sonrisa y quizá un aguinaldo), y demás cosas del solsticio de invierno y la visita de los únicos reyes que trabajan (un día! pero algo es algo!)– es apropiado tratar el tema de los propósitos, pero no solo los de año nuevo, sino también los otros. Porque cumplirnos no sé, pero ahora, proponerlos sabemos todos un rato.

Los propósitos. Siempre han estado los de fin de año, los auténticos... que si el gimnasio, que si dejo de fumar, que si mañana mismo me pongo a buscar trabajo (no tienes huevos, no tienes huevos), etc; pero el caso es que hace unos meses también se hablaba de propósitos... coñe, ¿que se adelantó el fin de año? Ah no, que era setiembre y empezaba la nueva temporada... pues lo mismo, esta temporada me apunto al gimnasio (y voy), que si dejo de fumar, que si me voy a cepillar la compañera esa que está tan buena... vamos, lo normal. Lo curioso es que para navidad todos esos propósitos ya se han olvidado... pero no pasa nada, se vuelven a proponer, que eso es gratis...
También está la fecha del cumpleaños, claro, cambias de cifra y todo parece nuevo. Te has actualizado, ya no eres el mismo, ahora eres XP, o Deluxe, o 3.0, o Revolutions, o El retorno del rey; y todo va a cambiar, porque con (poner cifra) edad vas a aprovechar todo al máximo, te apuntarás a un gimnasio (y hasta irás 3 veces por semana), todo lo malo quedará atrás y conseguirás tus propósitos... Que carajo, lo malo queda atrás sí, pero se lleva consigo todo propósito también.

Y todo el mundo lo sabe, sabe que no va a cumplir ni uno solo de los propósitos (si se da el caso, es pura casualidad), pero aun así se los propone... 3... 5... 10... ¿propósitos? no, minutos que se tarda en olvidarlos una vez se cumple la fecha. Cosa de tradición, supongo.
O también está la teoría que alguien me dijo una vez: Un propósito no es más que una imposición u orden pasiva que nos damos a nosotros mismo, por lo tanto, como nosotros somos los vigilantes de esa misión y tenemos opción de elegir, siempre elegimos no seguirla.

Luego están los momentos “empiezo una nueva etapa”. A veces nos fijamos fechas para pasar página (por lo general coincide con año nuevo, nueva temporada o cumpleaños (o cumplemes). Cambiamos de peinado, de actitud, de ropa, de cuenta del Hotmail, de novia, y de lo que haga falta; empieza una nueva vida, nueva forma de enfrentarse al día a día, hemos madurado y... que chorrada, si a los dos días volvemos a ser los vagos, bordes y tiraos de siempre. Ya son ganas de engañarse a uno mismo.

Así que por eso no me fijo una fecha ni propósito de año nuevo para empezar a escribir más a menudo en el blog... Si total, dudo que lo cumpla.


PD. Esto es una reposición, pero venía al caso (y otro que tengo que poner dentro de unos días). Estoy con una entrada nueva entre manos, que espero terminar pronto.

1 comentario:

L@ur@ dijo...

No me lo digas... ¿"la entrada nueva que tienes entre manos" significa no que la hayas empezado, sino que te has propuesto empezarla antes de cumplir los 30? XD