sábado, 5 de enero de 2008

Feliz año viejo

¡Feliz año viejo! Un poco tarde, ya lo sé, pero es que necesitaba unos días para meditar un poco, centrar mis ideas y pensar en frío lo siguiente a escribir. Y ya sé que he escrito “viejo”; no es una errata.

¡Qué bonito cuando se aproxima el año nuevo!, todo son deseos, esperanzas, propósitos... Todo celebración y jolgorio... claro, llega el nuevo, el 2008, más mejor, tope tuning, oye; pero ahí está, el 2007 agonizando, muriéndose... y se celebra brindando con cava; que despreciable...
En fin, una expectación que ya quisiera para sí la nueva película de Indiana Jones. Pero es pasar cuatro o cinco días... y la sensación de renovación, de estrenar algo nuevo y limpio se esfuma (lo mismo que pasa con los calzoncillos) y ya hasta se hace raro desear el feliz año nuevo. Ya es viejo. Nada envejece más rápido que un año.

Así pues lo bonito del año nuevo dura más bien poco, lo justo y suficiente para que nos la cuelen. Todo sigue igual que en el viejo pero... ¡vaya! El metro es más caro, el gas es más caro, un bocata de jamón también, y hasta los tebeos son más caros. Vamos, yo me siento estafado, el 2008 pintaba mejor antes de que llegara... Carajo, es como una película mala pero con un buen trailer.

Por suerte, lo bueno que trae consigo el año nuevo es que se acaba todo lo relacionado con la Navidad. Y no, no voy a empezar a escribir sobre lo falso que es todo eso, que si tiene un origen pagano y que si hay mucha hipocresía y demás zarandajas, si eso lo sabemos todos; a mí los que me cargan son los que no paran de señalar todos esas cosas como si fueran los únicos que saben ver la gran verdad...
Las tradiciones siempre tendrán sus fans, vengan de donde vengan, y si son tradiciones y llevan consigo alcohol y comer, siempre tendrán seguidores. Pero es curioso ver como todo el mundo disfruta y detesta a la vez todo eso.
En cualquier caso, todo es mundo es un poquito más feliz. ¿Por qué es Navidad? ¿Paz en el mundo y amor al prójimo? Paparruchas, todo tiene una sencilla explicación. Es una droga que se consume a destajo esos días, un subidón del copón: Consumir. Comprar cosas siempre es agradable, sobretodo si es para uno mismo, y produje una sensación similar a la de tomar algún tipo de droga (y seguramente tiene que ver con algún tipo de hormona que el cerebro segrega y que causa una sensación de euforia y demás gaitas, pero este blog no es tan serio, así que seguiré improvisando sin contrastar información). En Navidad no se regala a uno mismo, pero sabemos que compramos regalos que luego intercambiaremos por otros con otras personas; y sí hay algo que puede despertar más el interés que comprarnos cosas eso es el misterio, la intriga. Así que doble subidón.
También hay que sumar todo eso de las comilonas, de los caprichos, de gastar mucho dinero en papeo, el “una vez al año no hace daño” y demás; pero eso ya está muy hablado así que me lo salto por esta vez.

En fin. ¡Feliz año viejo a todos! Os deseo estabilidad para unos y cambios para otros, eso ya al gusto.


PD. Sí, otra reposición... me voy a quedar sin comodines...

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